La comunidad

Extraña republiquita, tan lógica y tan grave, tan positiva, tan minuciosa y tan económica, y sin embargo, víctima de sueño tan vasto y tan precario. Pequeño pueblo tan resuelto y tan profundo, alimentado de calor y de luz, y de lo más puro que hay en la Naturaleza, el alma de las flores, es decir, la sonrisa más estridente de la materia, y su esfuerzo más conmovedor hacia la felicidad y la belleza,
¿Quién nos dirá los problemas que ha resuelto y que nos quedan por resolver, las, certidumbres que has adquirido y que nos quedan por adquirir? Y si es verdad que has resuelto estos problemas que, has adquirido esas certidumbres, no con ayuda de la inteligencia, sino en virtud de algún impulso primitivo y ciego, ¿Hacia qué enigma mas insoluble aún nos empujas? Pequeña ciudad llena de fe, de esperanzas, de misterios…

Texto del libro «La vida de las Abejas» de Maurice Maeterlinck